Tucumán apuesta al café: Cabrales se suma a un proyecto estratégico impulsado por el IDEP

Con el apoyo de una firma nacional de trayectoria, la provincia busca desarrollar una industria cafetera con potencial económico y proyección internacional.

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El café tucumano está dando que hablar. Así lo confirmó Juan Casañas, vicepresidente del IDEP (Instituto de Desarrollo Productivo de Tucumán), quien anunció con entusiasmo la incorporación de Café Cabrales al proyecto de desarrollo cafetalero de la provincia. La histórica empresa, con más de 80 años de experiencia en el rubro y liderazgo nacional, firmó un convenio de colaboración con el gobierno tucumano para aportar capacitación, transferencia de conocimiento y apoyo técnico.

“Es una muy buena noticia que una firma como Cabrales se interese en este proyecto. Hemos firmado un acuerdo para que nos transmitan su know-how, formación y experiencia en toda la cadena de valor del café, que no termina en la cosecha, sino que continúa con la especialización, la labor de los baristas, el café de calidad diferenciada y el consumo interno o incluso la exportación”, explicó Casañas.

El funcionario subrayó el fuerte respaldo institucional que tiene esta iniciativa: “Por mandato del gobernador Osvaldo Jaldo, desde el IDEP venimos articulando acciones con el sector productivo y organismos del gobierno para mejorar la calidad de vida de los tucumanos y generar nuevas oportunidades”.

El impacto económico potencial es significativo. Según Casañas, Argentina importa café por más de 500 millones de dólares al año, y una parte considerable de ese mercado podría reemplazarse con producción local. “Si este proyecto se consolida, Tucumán podría captar al menos la mitad de ese gasto. Que 250 millones de dólares se queden en la economía tucumana sería un verdadero motor de crecimiento”, remarcó.

Actualmente, más de 30 productores trabajan junto al IDEP en parcelas experimentales que van desde media hectárea hasta una hectárea. Se están evaluando diferentes métodos de cultivo: a campo abierto, en franjas protegidas o bajo árboles naturales. Esto permite analizar qué sistema se adapta mejor a las condiciones locales.

El clima de la provincia también juega un rol clave. Casañas explicó que el cambio climático provocó un corrimiento de los cultivos tropicales hacia zonas subtropicales, abriendo nuevas posibilidades para provincias como Tucumán. Aunque en los años 70 ya se había intentado una plantación comercial de café (frustrada por las heladas), hoy las condiciones son diferentes. “La frecuencia de heladas ha disminuido y hay variedades adaptadas, como la ‘nativo tucumano’, que muestran buen desempeño junto a otras como Geisha y Borbón”, detalló.

Además del trabajo en campo, el proyecto busca ahora sumar rigor científico y apoyo institucional. Para ello, el IDEP está articulando acciones con organismos como la Fundación Miguel Lillo, la Facultad de Agronomía, el INTA, el INTI y la Estación Experimental. “Vamos a avanzar en la elaboración de un protocolo y una red de ensayos agronómicos que permitan obtener datos reales de rendimiento”, señaló Casañas.

El proyecto ya tiene impacto nacional: “Hoy se está hablando del café tucumano en medios de todo el país. Recibimos llamados de comercializadores interesados. Tenemos mucho por construir y la clave es seguir generando condiciones para que esta cadena crezca con contenido, investigación y visión de largo plazo”.

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